martes, 15 de febrero de 2011

Milagros que la Virgen hizo en su Imagen.



  Poco después de que se había entronizado la imagen de la Virgen en la iglesia de Copacabana, se observó un defecto grave en la misma: el niño se encontraba en una postura tal que cubría el rostro de su madre, lo que impedía a los devotos a contemplar aquel rostro. El párroco Montoro obligó al escultor eliminar este defecto, cambiando la postura del niño. A Francisco “afligióle mucho el pecho aquel apretado precepto, no hallando orden para reparar la falta, y andando pensativo y triste, vino a resolverse en un medio, y fue despegar el niño; y assí respondió al Padre, que otro día dicha Missa le baxassen la Imagen, que él procuraría dexarla del todo a gusto. Sin embargo, cuando al día siguiente efectivamente quisieron bajar la imagen, para que el escultor la arreglara, “hallaron el niño reclinado, y como desviado de la suerte que está el día de oy, sobre el braço izquierdo de la Madre, y tan bien puesto, que en ninguna manera estorva la vista del Virginal, y Materno rostro, aunque le pongan corona por grande que sea.

  Otro curioso cambio que se efectuó en la imagen, relata Ramos Gavilán al final del segundo libro de su obra. Al describir los detalles de la imagen, dice: “La mano derecha tiene sembrada de sortijas ricas, a contemplación de aquel célebre milagro, con que mostró agradarse de un presente que le hizo un soldado, que aviendo perdido al juego todo su caudal, reservó un anillo para esta Señora, y queriéndosele poner en uno de los dedos no halló traça, por estar pegados los unos con los otros; pero a deshora hallaron desviados entre sí los dos dedos últimos, como están el día de oy, dando lugar la Virgen a que se le pusiesse el anillo ofrecido”.

  Hubo algunos milagros de los cuales podemos decir que estaban lateralmente relacionados con la imagen de la Virgen. Relata Ramos, casi al inicio de su narración de los milagros: “Por aqueste tiempo, que fue luego a los principios, que aún no estava del todo entablada la devoción de aquesta Santa Imagen, una persona devota traxo de limosna una botijuela de azeyte para su lámpara, que ya la tenía, y para que los Indios acabasen de conocer, qué cosa era milagro, permitió su divina Magestad en honra de su Madre, que la botijuela de azeyte que quando mucho sirve un mes, ardiendo días y noches, durase seis meses”. Y al final de su obra cuenta Ramos que en junio de 1618 vinieron al convento de los agustinos todos los curacas e indios principales para conseguir de los religiosos que les aceptaran como “esclavos del Santíssimo Sacramento”, como lo eran también los españoles del pueblo, para que pudieran acompañar oficialmente la próxima procesión del Santísimo, “alumbrando al Señor con sus hachas”. Unos días después, el 15 de junio, “por la mañana amanecieron las lámparas del Santíssimo Sacramento, y de la Virgen, virtiendo azeyte, como aprovando el Señor con este milagro lo que los Indios tratavan”

  Un viernes por la tarde, en el año 1615, un ladrón logró esconderse en la iglesia de Copacabana y en la noche subió al altar de la Virgen para robar las joyas de la imagen. Cuando quiso quitarle la corona, su mano fue misteriosamente desviada. Desistió de apropiarse de la corona, pero robó otras alhajas: “[...] aunque dexó la corona, acudió luego a quitarle una Cruz de esmeraldas con un papayuelo de oro, que también estava adornado dellas, y dos sortijas de oro. Llevava adelante su sacrílega desverguença este ínico ladrón, estendiendo la mano a una cadena de oro, y la Virgen Santíssima se estremeció, y al punto se vieron grandes luzes en toda la Iglesia. Visto esto el ladrón se detuvo temeroso sin passar adelante a quitar la cadena, porque el miedo le echava grillos, mas como duro en sus culpas no dexó las joyas que ya avía robado”. El día siguiente logró salir de la iglesia y escaparse a Yunguyo. Sin embargo, fue detenido allá y entregado a las autoridades de Copacabana. “Confessó todo lo referido, assí de averle la Virgen desviado la mano, como de aver visto grandes luzes, y estando al pie de la horca tornó a referir lo que la Santa Imagen avía usado con él, rogando a todos le encomendassen a Dios, y a su Santa Madre, usasse de misericordia con él.” Añade Ramos a su relato lo que él mismo había escuchado de boca de testigos oculares: “Oí dezir a los que se hallaron presentes, que avían sido grandes las lágrimas, dolor, y arrepentimiento, de aqueste miserable”

sábado, 12 de febrero de 2011

La Virgen del Lago o de Copacabana

LA VIRGEN DE COPACABANA


Patrona de Bolivia. su fiesta se celebra el 5 de agosto. Bolivia.gif (7272 bytes)

Virgen De Copacabana La península de Copacabana se adentra en el lago Titicaca, acercándose a las islas del Sol y de la Luna, antiguos lugares sagrados de los Incas. Allí, a cuatro mil ocho metros sobre el nivel del mar, la Madre de Dios quiso acercarse a sus hijos para así atraerlos al verdadero Dios. Lo hizo con la mayor delicadeza y respeto. Lo hizo con el amor de Madre que busca a sus hijos mas pequeños. Su rostro tiene rasgos indígenas y es toda dulzura con su Niño en brazos, que parece caerse pero no. La Madre lo sostiene segura. El Niño es el gran regalo que la madre obsequia. Así surge el culto a la "Santísima Virgen de la Candelaria, Nuestra Señora de Copacabana".

Es una efigie de poco mas de cuatro pies modelada enteramente en pasta de maguey y terminada en estuco. El cuerpo de la imagen está totalmente laminado en oro fino y en sus ropajes se reproducen los colores y las vestiduras propias de una princesa inca. Su forma original permanece permanentemente cubierta por hermosos mantos y trajes. Su pelo es largo sobre sus hombros.

Fue tallada por Francisco Tito Yupanqui, descendiente del Inca Huayna Capac. Era escultor aficionado y aunque puso mucho empeño en su obra, era inexperto. Sus primeros intentos fueron rechazados uno tras otro, hasta que finalmente Dios le recompensó con poder lograr esta imagen de la Virgen que fue humildemente entronizada en una pobre iglesia de adobe y piedras el 2 de febrero de 1583, lo que hace de este santuario mariano uno de los más antiguos de las Américas.

El templo actual data de 1805 y la imagen fue coronada durante el pontificado de Pío XI. Con el paso del tiempo los fieles donaron, para adorno de la imagen, gran cantidad de valiosas joyas y el templo se llenó de regalos y tesoros. Riqueza que fue posteriormente saqueada por generales, presidentes y dictadores de turno. A pesar de ello, la "Coyeta", como la llaman los quechuas y los aimaraes; lleva al cuello, en las manos y el pecho, ricas alhajas y de sus orejas cuelgan valiosos pendientes de piedras preciosas obsequiados por sus devotos. En su mano derecha sostiene un canastillo y un bastón de mando, regalo y recuerdo de la visita que en 1669 le hizo el virrey del Perú.

La imagen original nunca sale de su santuario y para las procesiones se utiliza una copia de la misma.
Es típico del santuario, basílica desde 1949, que los que lo visitan salgan de él caminando hacia atrás, con la intención de no darle la espalda a su querida patrona.

Su fiesta originalmente se celebraba el 2 de febrero, día de la Purificación de María, y luego se ha trasladado al 5 de agosto, con liturgia propia y gran celebración popular.

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE COPACABANA
Querida Madre Nuestra Señora de Copacabana,
tú que nos amas y nos guías todos los días,
tú que eres la más bella de las Madres
a quien amo con todo mi corazón,
te pido una vez más que me ayudes a alcanzar una gracia.
Sé que me ayudarás y sé que siempre me acompañarás hasta la hora de mi muerte.

Amén

CONSAGRACIÓN DE BOLIVIA A LA VIRGEN DE COPACABANA

ORACIÓN DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II



El martes 10 de mayo de 1988, el entonces Papa Juan Pablo II consabró Bolivia a la Virgen de  Copacabana en la ciudad de La Paz, capital del país. La oración es la siguiente:

Madre santísima de Copacabana,
al concluir esta celebración litúrgica
en la que hemos orado unidos
por las familias bolivianas,
imploro sobre ellas tu protección maternal.

Tú, que desde tu santuario nacional
acompañas con mirada bondadosa el caminar de este pueblo,
alienta con tu intercesión poderosa
a las familias de Bolivia,
que hoy confío a tus cuidados.

Protege e inspira
a las madres de familia de esta noble tierra,
que con dedicación admirable atienden
y dan consistencia a sus hogares,
guían a sus hijos por el camino del bien
y buscan su dignidad en lo cristiano y en lo humano.

Ilumina también a los padres
para que sepan ser siempre, en su vida familiar y social,
ejemplos de rectitud,
educadores responsables de sus hijos,
modelo de respeto a los valores religiosos y morales
que hacen estable y sana la familia.

Cuídate en especial de los hijos para que, a imitación de Jesús,
crezcan en edad, en sabiduría y en gracia,
recibiendo y difundiendo en su propio hogar
el amor y el respeto entre todos.
Modela su corazón joven
a fin de que, con comprensión y generosidad,
robustezcan la unión familiar,
vivan en obediencia a los principios cristianos
y sean así el apoyo de sus padres
y la esperanza de la sociedad boliviana.

Vela, Madre, con particular ternura
sobre las familias campesinas, que sufren el azote de la pobreza,
sobre los hogares de los mineros,
sobre los relocalizados, los que no tienen pan ni trabajo,
los más pobres y abandonados,
para que experimenten tu consuelo
y la solidaridad de los demás.

Enseña, finalmente,
a todos tus hijos bolivianos,
sin distinción de origen étnico o extracción social,
la fidelidad a la fe cristiana,
la valentía en la adversidad,
la convivencia de la idéntica dignidad de hijos y hermanos,
el empeño para mejorar la patria común,
el compromiso por la honestidad y la justicia,
la esperanza en un mundo nuevo
en el que reinen de veras el amor y la paz. Amén

LA VIRGEN DE COPACABANA



Virgen De Copacabana    



































ORACIÓN A LA VIRGEN DE COPACABANA


Madre mía, tu que desde el Santuario Nacional de Copacabana manifiestas tu clemencia y compasión, hacia todos  nosotros  los que solicitamos tu amparo, escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu hijo Jesús, único redentor nuestro. Madre de misericordia,  maestra de sacrificio silencioso y escondido a ti,  que sales al encuentro de  nosotros los pecadores te consagramos especialmente este año mariano, todo nuestro ser,  todo nuestro  amor, nuestras alegrías, nuestras tristezas y nuestros dolores. Danos  la paz, justicia  y prosperidad a nuestra patria  ya que todo lo tenemos lo somos y  ponemos bajo tus  cuidado.  Señora Madre  Nuestra de Copacabana  queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino pleno hacia nuestro Señor Jesucristo. No nos sueltes de tu mano amorosa y contempla esta inmensa mies e intercede ante nuestro Señor Jesucristo para que infunda hambre de santidad en todo el pueblo de Dios y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes fuertes en la fe y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

                                                                                                 Amén.