En la proximidad de uno de los centros de civilización más antiguos de América y donde por siglos enteros recibieron especial culto las falsas deidades de los collas, quiso María Santísima establecer su trono de amor y misericordia, a fin de conquistar para su Divino Hijo a los numerosos indígenas que poblaban las márgenes del lago navegable más alto del mundo
El Santuario de Nuestra Señora de Copacabana, Patrona de Bolivia, se yergue majestuoso a orillas del Lago Titicaca, a unos 3,850 m.s.n.m. y a escasos 8 km. de la línea fronteriza con el Perú. Para confirmar la evangelización ya iniciada en el vasto altiplano, la Divina Providencia inspiró a un indio de sangre real la confección de una imagen de la bienaventurada Virgen María.
“Así quienes querían conquistar con su religiosidad innata el cielo, fueron conquistados para el cielo, a través de la Santísima Virgen, en su advocación de la Candelaria”.